07 agosto 2006

Las dos orillas

"El camino hacia el pueblo de Flores estaba anegado por las lluvias de los últimos días. Los caballos resbalaban en el barro. De haber enganchado una yunta de bueyes ya habría llegado a la casa de Pedro, pensaba Lucas Obes. Ese primer día del invierno de 1815 el frío era tan intenso como en Montevideo, pero, para quien había perdido la costumbre de vivir en la humedad, la capital del Río de la Plata resultaba más inhóspita. Lucas nunca llegó a comprender los motivos por los que Mendoza eligió estos fangales para fundar una ciudad. Ni oro, ni plata, ni civilización precolombina de importancia, ni puertos de aguas profundas, ni montañas inexpugnables, nada. Ninguna razón encontraba para explicar el origen de la que ahora representaba una especie de Paris napoleónica del sur americano."
Nelson Ferrer Uruguayos, esos argentinos de antes...

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