24 enero 2007

Mi cajita de música

Cuando estoy triste,
lijo mi cajita de música...
No lo hago para nadie,
sólo porque me gusta.

Hay quien escribe cartas,
quien sale a ver la luna...
para olvidar, yo lijo
mi cajita de música.

Amarga es la madera
del palo santo;
pero es como el amor,
que no huele y perfuma.

Cuando estoy triste,
lijo mi cajita de música.
Porque te vas y vuelves,
no he de acabarla nunca.

Te espero, mi tristeza huele a ti,
y es menuda...
Tengo las manos verdes
esta noche de lluvia.

Cuando estoy triste,
lijo mi cajita de música...
No lo hago para nadie,
sólo porque me gusta.
José Pedroni - César Isella

02 enero 2007

Una carta de amor II

"Díjome Ud. que vendría de buena gana al Paraguay; creílo con placer cuando no fuese más que como las promesas de la madre, o de los que cuidan enfermos, es decir que sí, cuando alguna vislumbre de alegría pasa por aquellas cabezas. ¿Por qué no estimar aquellas piadosas y socorridas mentiras que hacen surgir un mundo de ilusiones y alientan al que harto sabe que nada hay de real en los sonidos, si no es la armonía, unas veces, o bien lo suave de la lisonja, que consiste en hacer creer que somos dignos de tanta molestia? Bien me dijo de venir. Venga, pues, al Paraguay. ¿Qué falta le hacen treinta días para consagrarle, seis a un dolor reumático, cinco a la jaqueca, algunos a algún negocio útil y muchos a contemplar que la vida puede ser mejor? Venga, juntemos nuestros desencantos para ver sonriendo pasar la vida, con su látigo cuando castiga, con sus laureles cuando premia [...] Venga pues a la fiesta donde tendremos ríos espléndidos, el Chaco incendiado, música, bullicio y animación. Venga, que no sabe la bella durmiente lo que se pierde de su príncipe encantado."


Carta de Domingo F. Sarmiento a Aureliana Vélez (1888)