29 abril 2009

Un adiós

Cuando una boca suave dormida besa
como muriendo entonces,
a veces, cuando llega más allá de los labios
y los párpados caen colmados de deseo
tan silenciosamente como consiente el aire,
la piel con su sedosa tibieza pide noches
y la boca besada
en su inefable goce pide noches, también.
Ah, noches silenciosas, de oscuras lunas suaves,
noches largas, suntuosas, cruzadas de palomas,
en un aire hecho manos, amor, ternura dada,
noches como navíos...
Es entonces, en la alta pasión, cuando el que besa
sabe ah, demasiado, sin tregua, y ve que ahora
el mundo le deviene un milagro lejano,
que le abren los labios aún hondos estíos,
que su conciencia abdica,
que está por fin él mismo olvidado en el beso
y un viento apasionado le desnuda las sienes,
es entonces, al beso, que descienden los párpados,
y se estremece el aire con un dejo de vida,
y se estremece aún
lo que no es aire, el haz ardiente del cabello,
el terciopelo ahora de la voz, y, a veces,
la ilusión ya poblada de muertes en suspenso.

Idea Vilariño "Cuando una boca suave dormida besa..."

11 abril 2009

Zamba para olvidarte

No sé para que volviste
si ya empezaba a olvidar.
No sé si ya lo sabrás,
lloré cuando vos te fuiste.
No sé para que volviste.
Qué mal me hace recordar.

La tarde se ha puesto triste
y yo prefiero callar
para qué vamos a hablar
de cosas que ya no existen.
No sé para que volviste,
ya ves que es mejor no hablar.

Qué pena me da saber que al final
de este amor ya no queda nada.
Sólo una pobre canción
da vueltas por mi guitarra
y hace rato que te extraña
mi zamba para olvidar.

Mi zamba vivió conmigo
parte de mi soledad.
No sé si ya lo sabrás,
mi vida se fue contigo,
contigo, mi amor, contigo.
Qué mal me hace recordar.

Mis manos ya son de barro.
Tanto apretar al dolor.
Y ahora que me falta el sol
no sé qué venís buscando.
Llorando, mi amor, llorando
también olvídame vos.


Daniel Toro "Zamba para olvidarte"








Mercedes Sosa y Soledad Pastorutti - Cosquín 2008

05 abril 2009

Claves para fundar un reino

Hay una ducha al fondo

de la casa

y cada tardecita

después del calor, el río

los mates, las conversaciones

sudorosas en el porche

es la hora del baño

Atravieso los ligustros

dejo la toalla en una rama

el jabón

sobre un tronquito

hachado al ras; un mínimo

preparativo antes de hacer

correr

el agua

Fría al comienzo

después más tibia

llega la que el sol

abrasó en el tanque

de fibrocemento

el día entero

Al aire libre

la caña de ámbar

vuelve encantamiento,

el rito diario;

me lavo la cabeza

me bajo los breteles,

la malla y vigilo, casi

con inconsciente cuidado

que los sonidos sean

los habituales:

algún zorzal

que levanta vuelo

una gallineta que picotea

las últimas migas

en el pasto, esa quietud

atardeciendo

las casas vecinas

y la variedad inabarcable

de hojas y ramas en el monte

extasiadas rozándose

Me enjabono

la espalda, los hombros

arden y otra vez el agua

reciben plácidos,

más sensible

el borde sin solear

del cuerpo siempre enmallado;

los pelitos de la vulva emblanquecen

con la sedosa jabonada

y los pezones se agrandan

bajo las marcas

geométricas del escote

Abro por completo la ducha

y el caudal

cae a brochazos

casi helada me apura

fuera del letargo

de la respiración;

hasta que cierro y vuelvo

al calor de las telas

al sigilo en la toalla

mientras el agua

por la zanjita

perfumada corre

como un suspiro aliviado

como un instante amoroso

y su exigente vigilia

No sabe nadie

nadie presencia

mi tarde detrás

del arroyo;

piedrita que alguien regala

y al aceptarla toma

la forma de tu mano;

no tiene valor

no se cotiza

ni siquiera se pone

en una vitrina

de objetos exóticos;

se vive con poco

con nada

se hace un reino.

Alicia Genovese "El baño" en Química diurna


La noche como valva

Oír, oír, oír,
la noche como valva,
con ijar de lebrel
o vista acornejada,
y temblar y ser fiel,
esperando hasta el alba.

Gabriela Mistral "La cabalgata" fragmento.