30 abril 2007

1977 - Madres de Plaza de Mayo - 2007


Te busca, Madre, mientras su cuerpo es mecido
por el mar en el que se sumerge dormido.
Sueña tu abrazo, busca recuerdos
a los que aferrarse para no conciliar el sueno.

El mar se inquieta, es tempestad, lamento.
¿Quién pudo lanzar mil ángeles desde el cielo?
Y oye tus gritos, blancos pañuelos,
cubren sus aguas, los trajo el viento.
Manda una ola para que se lleve
a los traidores que sembraron tanta muerte.

Barcos y náufragos oyen sus voces.
Les dicen: "Nunca, nunca olvidéis
nuestros nombres.
Dile a las Madres que en algún lado,
donde hace falta, seguimos luchando".

Madre, tu hijo no ha desaparecido.
Madre, que yo lo encontré andando contigo.
Lo veo en tus ojos, lo oigo en tu boca,
y en cada gesto tuyo me nombra,
lo veo en mis luchas y me acompaña
entre las llamas de cada nueva batalla,
guían mis manos, sus manos fuertes
hacia el futuro,
hasta la victoria siempre.

Ismael Serrano "A las Madres de Mayo"


26 abril 2007

A 70 años de la destrucción de Guernica


Museo. Delante del "Guernica" la leyenda imagina este diálogo:


Turistas alemanes: Disculpe, ¿usted es quien hizo esto, verdad?
Pablo Picasso: No, señora: ustedes lo hicieron.


21 abril 2007

Canción de Alicia en el país

Quién sabe, Alicia, este país
no estuvo hecho porque sí.
Te vas a ir, vas a salir
pero te quedas,
¿dónde más vas a ir?
Y es que aquí, sabés,
el trabalenguas trabalenguas,
el asesino te asesina
y es mucho para ti.
Se acabó ese juego que te hacía feliz.

No cuentes lo que viste en los jardines, el sueño acabó.
Ya no hay morsas ni tortugas.
Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie
juegan cricket bajo la luna.
Estamos en la tierra de nadie, pero es mía.
Los inocentes son los culpables, dice su señoría,
el rey de espadas.

No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos.
Enciende los candiles que los brujos
piensan en volver
a nublarnos el camino.
Estamos en la tierra de todos, en la mía.
Sobre el pasado y sobre el futuro,
ruinas sobre ruinas,
querida Alicia.

Quién sabe, Alicia, este país
no estuvo hecho porque sí.
Te vas a ir, vas a salir
pero te quedas,
¿dónde más vas a ir?
Y es que aquí, sabés,
el trabalenguas trabalenguas,
el asesino te asesina
y es mucho para ti.
Se acabó.
Se acabó.
Se acabó ese juego que te hacía feliz...

Charly García - 1980

17 abril 2007

Cómo ser 'progre'

"A pesar de toda esta historia que se generó por mi participación en el programa de Dolina -que se emite por Radio 10- mucha gente, de todos modos, me ha llamado por teléfono o enviado emails diciéndome: "Gille: yo quiero ser progresista, pero no sé cómo hacer".

Y es verdad, tener simpatía por la izquierda no es tan fácil como parece, aunque la región en estos momentos se encuentre gobernada por varias de sus figuras representativas... o que aparentan serlo. Por eso, voy a dar algunos consejitos sencillos para que usted pueda ser una persona de los hoy llamados progres.

Elementos de la casa

En el hogar deberán tener algunas cosas obligadas como: mate (un básico), miel, alpargatas (aunque no las use, mínimo tener un par), sahumerios, una imagen de Mafalda, gato o perro de la calle, algo del "Che" (poster, pin, remera, biografía o los diarios de viaje), un disco de Manu Chao, alguno de Silvio Rodríguez, otro de Peter Gabriel, un par de jazz (Coltrane, Parker o Miles) y una guitarra (aunque no sepa tocar).

Lugares habituales

El consultorio del psicoanalista pasará a ser su segundo hogar. Frecuentar librerías por Av. Corrientes. San Telmo es una buena alternativa para pasear y comerse un choripán. En las vacaciones: curtir el Valle de Traslasierra, La Pedrera o El Bolsón (no estará mal visto la posibilidad de quedarse a vivir envasando mermeladas). Viaje a Cuba alguna vez en su vida. Cruce a Montevideo para la "llamada" cuando empieza el carnaval.

Consumo

La persona progre debe fumar (si es pipa o tabaco negro, mejor). Debe tomar vino (si es tinto, mejor). Debe ir al teatro (si es comprometido y under, mejor). Debe ver películas lentas (cuanto más lentas, mejor). Asista al BACIFI, compre bastante artesanía (pullover de lana cruda, poncho, mantas indígenas, ocarina) y jáctese de tener la colección completa de La Maga. Ser vegetariano es una buena elección (el conservador es más carnívoro). Seinfeld sí, Midachi, no.

Estudios

El nivel de instrucción por lo general tendrá que ser bueno. En caso de elegir pasar por la universidad, las carreras a elegir son: psicología, sociología, antropología, letras. El joven que opte por no ingresar a una casa de altos estudios se volcará al teatro, cine o bellas artes. No va de la mano con esta línea de pensamiento -de ninguna manera- querer ser instructor de tae bo.

Casamiento

La gente progre no se casa. Habitualmente trata de vivir en concubinato y los hombres llaman a su esposa "mi compañera". En todo caso, si resuelve contraer matrimonio, nunca lo haga por iglesia, a lo sumo a través de un rito extraño. La fiesta se celebrará en su casa, hay que ofrecer empanadas o asado con vino y listo. No debe haber torta de casamiento, ni cintitas, ni carnaval carioca, menos aún liga. Como pareja emblemática prefiera la de Simone de Beauvoir y Sartre a la de Valeria Mazza y Ale Gravier.

Hijos

Los progres han de enviar a sus hijos a la escuela pública y le prohibirán los mensajitos de texto y la play. Les regalarán muchos libros y habrán de mezquinarles juguetes. Nombres preferidos: Ernesto, Federico, Camilo, Farabundo. No les corten el pelo y -por favor- acepten que no se quieran bañar porque esa decisión es un acto de diferenciación, rebeldía y temple. Toleren que sus hijos los insulten, es el primer paso para que aprendan a enfrentarse al poder.

Arte y literatura

Sus autores de cabecera pasarán a ser Arlt, Cortázar, Marechal, Pizarnik, Galeano. Citar con frecuencia a Habermas, Baudrillard y Sontag. Si es joven lea a Rodrigo Fresán. Sí o sí comprar "el dipló". Frecuentarán exposiciones de Carlos Alonso, Man Ray o Duchamp. Desacreditar a Beto Casella como filósofo popular... no tanto por ideología sino porque estoicamente hay que sostener que no miran televisión.

Deportes

Por lo general no son muy deportistas (progre con tubos y tabla de lavar en lugar de abdominales es más raro que poder ver a Macri en sunga y tatuado). Son atletas sólo del café con debate, de preferencia en algún bar notable de Buenos Aires. Aceptan el fútbol como un fenómeno sociocultural y aquellos que realmente gustan de este juego están más identificados con la idea "menottista" que "bilardista".

Detalles personales

Usar algún tipo de sombrero, gorro o boina. Descarte la ropa entallada, siempre pantalones y camisas sueltas. En la mujer, mucha pollera larga. En el hombre, no a las botas texanas. Hoy en día es infaltable el morral. Usar el pelo largo aunque sea medio pelado o bien raparse totalmente (Telerman look). Puede tener barba (corta o larga) pero nunca bigotes solos."

Guillespi

15 abril 2007

Una carta de amor IV

"Hoy que vine de ti, sostenido a tu sombra, he mirado la noche. He mirado las nubes en la noche como las lágrimas alrededor de la luna clara; los árboles oscuros, las estrellas blancas.

Hoy he visto cómo por todas partes la noche era muy alta.
Y me detuve a mirarla como se detiene el que descansa.

Clara:
Hoy se murió el amor por un instante y creía que yo también agonizaba.
Fue a la hora en que diste con tus manos aquel golpe en la mitad de mi alma.
Y que dijiste: tres años, como si fuera tan larga la esperanza.

Hoy caminé despacio pensando en tus palabras.
Oyendo los ruidos del pájaro que duerme y los ruidos del ansia.
Del ansia que nos mancha la congoja de no poder ser omnipotentes para labrar una piedra dentro de otra alma.

Con todo, tres años no son nada. No son nada para los muertos, ni para los que han asesinado lo que aman.

Tres años son, Clara, como querer cortar con nuestras manos un hilito de agua.

Y en esperar que pasen los tres años, el tiempo nunca pasa.
Clara:
Hoy que vine de ti, sostenido a tu sombra, me puse a mirar mi soledad y la encontré más sola.

Guadalajara. Octubre de 1944
Juan Rulfo"

En Aire de las colinas. Cartas a Clara

09 abril 2007

13 años

Madre: es tu desamparada criatura quien te llama,
quien derriba la noche con un grito y la tira a tus pies como un telón caído
para que no te quedes allí, del otro lado,
donde tan sólo alcanzas con tus manos de ciega a descifrarme en medio
de un muro de fantasmas hechos de arcilla ciega.
Madre: tampoco yo te veo,
porque ahora te cubren las sombras congeladas del menor tiempo y la mayor distancia,
y yo no sé buscarte,
acaso porque no supe aprender a perderte.
Pero aquí estoy, sobre mi pedestal partido por el rayo,
vuelta estatua de arena,
puñado de cenizas para que tú me inscribas la señal,
los signos con que habremos de volver a entendernos.
Aquí estoy, con los pies enredados por las raíces de mi sangre en duelo,
sin poder avanzar.
Búscame entonces tú, en medio de este bosque alucinado
donde cada crujido es tu lamento,
donde cada aleteo es un reclamo de exilio que no entiendo,
donde cada cristal de nieve es un fragmento de tu eternidad,
y cada resplandor, la lámpara que enciendes para que no me pierda entre las galerías de este mundo.
Y todo se confunde.
Y tu vida y tu muerte se mezclan con las mías como las máscaras de las pesadillas.
Y no sé dónde estás.
En vano te invoco en nombre del amor, de la piedad o del perdón,
como quien acaricia un talismán,
una piedra que encierra esa gota de sangre coagulada capaz de revivir en el más imposible de los sueños.
Nada. Solamente una garra de atroces pesadumbres que descorre la tela de otros años
descubriendo una mesa donde partes el pan de cada día,
un cuarto donde alisas con manos de paciencia esos pliegues que graban en mi alma la fiebre y el terror,
un salón que de pronto se embellece para la ceremonia de mirarte pasar
rodeada por un halo de orgullosa ternura,
un lecho donde vuelves de la muerte sólo por no dolernos demasiado.
No. Yo no quiero mirar.
No quiero aprender otra vez el nombre de la dicha en el momento mismo
en el que roen su rostro los enormes agujeros,
ni sentir que tu cuerpo detiene una vez más esa desesperada marea que lo lleva,
una vez más aún,
para envolverme como para siempre en consuelo y adiós.
No quiero oír el ruido del cristal trizándose,
ni los perros que aúllan a las vendas sombrías,
ni ver cómo no estás.
Madre, madre, ¿quién separa tu sangre de la mía?,
¿qué es eso que se rompe como una cuerda tensa golpeando las entrañas?,
¿qué gran planeta aciago deja caer su sombra sobre todos los años de mi vida?
¡Oh, Dios! Tú eras cuanto sabía de ese olvidado país de donde vine,
eras como el amparo de la lejanía,
como un latido en las tinieblas.
¿Dónde buscar ahora la llave sepultada de mis días?
¿A quién interrogar por el indescifrable misterio de mis huesos?
¿Quién me oirá si no me oyes?
Y nadie me responde. Y tengo miedo.
Los mismos miedos a lo largo de treinta años.
Porque día tras día alguien que se enmascara juega en mí a las alucinaciones y a la muerte.
Yo camino a su lado y empujo con su mano esa última puerta
esa que no logró cerrar mi nacimiento
y que guardo yo misma vestida con un traje de centinela funerario.
¿Sabes? He llegado muy lejos esta vez.
Pero en el coro de voces que resuenan como un mar sepultado
no está esa voz de hoja sombría desgarrada siempre por el amor o por la cólera;
en esas procesiones que se encienden de pronto como bujías instantáneas
no veo iluminarse ese color de espuma dorada por el sol;
no hay ninguna ráfaga que haga arder mis ojos con tu olor a resina;
ningún calor me envuelve con esa compasión que infundiste a mis huesos.
Entonces, ¿dónde estás?, ¿quién te impide venir?
Yo sé que si pudieras acariciarías mi cabeza de huérfana.
Y sin embargo sé también que no puedes seguir siendo tú sola,
alguien que persevera en su propia memoria,
la embalsamada a cuyo alrededor giran como los cuervos unos
pobres jirones de luto que alimenta.
Y aunque cumplas la terrible condena de no poder estar cuando te llamo,
sin duda en algún lado organizas de nuevo la familia,
o me ordenas las sombras,
o cortas esos ramos de escarcha que bordan tu regazo para dejarlos a mi lado cualquier día,
o tratas de coser con un hilo infinito la gran lastimadura de mi corazón.

Olga Orozco "Si me puedes mirar" (1962)

06 abril 2007

Las tizas no se manchan con sangre

"Pegarle a un maestro"

Lo sabe un chico de cuatro años, de salita celeste, que ni siquiera sabe hablar correctamente.


Lo sabe un chico de seis años, que ni siquiera sabe escribir.

Lo sabe un chico de doce años, que desconoce todas las materias que le deparará el secundario.

Lo sabe un adolescente de diecisiete años, aunque sea la edad de las confusiones, la edad en la que nada se sabe con certeza.

Lo saben sus padres.

Lo saben sus abuelos.

Lo sabe el tutor o encargado.

Lo saben los que no tienen estudios completos.

Lo sabe el repetidor.

Lo sabe el de mala conducta.

Lo sabe el que falta siempre.

Lo sabe el rateado.

Lo sabe el bochado.

Lo sabe hasta un analfabeto.

No se le pega a un maestro.

No se le puede pegar a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Lo sabe un chico de cuatro años, de seis, de doce, de diecisiete, lo saben los repetidores, los de mala conducta, los analfabetos, los bochados, sus padres, sus abuelos, cualquiera lo sabe, pero no lo saben algunos gobernadores.

Son unos burros.

No saben lo más primario.

Lo que saben es matar a un maestro.

Lo que saben es tirarles granadas de gas lacrimógeno.

Lo que saben es golpearlos con un palo.

Lo que saben es dispararles balas de goma.

A los maestros.

A maestros.

Lo que no saben es que se puede discutir con un maestro.

Lo que no saben es que se puede estar en desacuerdo con lo que el maestro dice o hace.

Lo que no saben es que un maestro puede tener razón o no tenerla.

Pero no se le puede pegar a un maestro.

No se le pega a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Y no lo saben porque son unos burros.

Y si no lo saben que lo aprendan.

Y si les cuesta aprenderlo que lo aprendan igual.

Y si no lo quieren aprender por las buenas, que lo aprendan por las malas.

Que se vuelvan a sus casas y escriban mil veces en sus cuadernos lo que todo el mundo sabe menos ellos, que lo repitan como loros hasta que se les grabe, se les fije en la cabeza, lo reciten de memoria y no se lo olviden por el resto de su vida; ellos y los que los sucedan, ellos y los demás gobernadores, los de ahora, los del año próximo y los sucesores de los sucesores, que aprendan lo que saben los chicos de cuatro años, de seis, de doce, los adolescentes de diecisiete, los rateados, los bochados, los analfabetos, los repetidores, los padres, los abuelos, los tutores o encargados, con o sin estudios completos:

Que no se le pega a un maestro.

No se le puede pegar a un maestro.

No debo pegarle a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Sepan, conozcan, interpreten, subrayen, comprendan, resalten, razonen, interioricen, incorporen, adquieran, retengan este concepto, aunque les cueste porque siempre están distraídos, presten atención y métanselo en la cabeza: los maestros son sagrados.

Mex Urtizberea en La Nación, Buenos Aires, 6 de abril de 2007.



02 abril 2007

25 años después



"Estuvimos dos días dando vueltas en el Camberra alrededor de Malvinas porque Galtieri no se decidía a aceptar que un barco inglés tocara un puerto argentino. Se le escapaba el detalle de que precisamente ese barco llevaba cinco mil argentinos de vuelta a casa. Finalmente accedió y poco tiempo después llegamos a Trelew. De allí viajamos a Palomar en un avión de línea Austral. La compañía todavía era estatal y el personal tenía orden de no servirnos nada durante el vuelo, pero la tripulación, en un gesto que nunca voy a olvidar, hizo una colecta y compraron algo de comida para todos. Llegamos a Campo de Mayo en micro, en medio de la noche. [...] Recorrimos un tramo indefinido en completo silencio, hasta que empezamos a escuchar, a lo lejos, una marcha, una marcha hermosa, La avenida de las camelias. Era una noche oscurísima y no sabíamos de dónde venía esa música, hasta que de pronto, cuando la música ya era estridente, vimos una banda tocando en medio de la nada, abajo de una lámpara de no más de veinticinco vatios, en pleno descampado. Y ahí los dejamos, porque los micros nunca pararon y ahora se me ocurre pensar que todavía siguen ahí, en el mismo lugar, tocando La avenida de las camelias para nadie. Nunca supe muy bien qué fue eso, pero me quedó grabado como una visión. Supongo que fue un gesto de la gente de la banda, que cuando se enteraron de que estaban llegando los soldados de Malvinas decidieron salir por lo menos ellos a recibirnos. Porque de hecho, ése fue todo el recibimiento del Ejército Argentino a los veteranos."

Testimonio de Daniel Terzano en Speranza y Cittadini Partes de Guerra. Malvinas 1982

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