31 julio 2006

Dirección única, caminos múltiples

En la repulsión que nos inspiran los animales, la sensación predominate es el temor a que nos reconozcan al tocarlos.
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La palabra conquista al pensamiento pero la escritura lo domina.
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Los regalos deben afectar al obsequiado hasta el extremo de asustarlo.
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En un amor, la mayoría busca una patria eterna. Otros, aunque muy pocos, un eterno viajar. Estos últimos son melancólicos que tienen que rehuir el contacto con la madre tierra. Buscan a quien mantenga alejada de ellos la melancolía de la patria. Y le guardan fidelidad. Los tratados medievales sobre los humores saben de la apetencia de viajes largos de este tipo de gente.
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Únicamente quien supiera contemplar su propio pasado como un producto de la coacción y la necesidad, sería capaz de sacarle para sí el mayor provecho en cualquier situación presente. Porque lo que uno ha vivido es, en el mejor de los casos, comparable a una bella estatua que hubiera perdido todos sus miembros al ser transportada y ya sólo ofreciera ahora el valioso bloque en el que uno mismo habrá de cincelar la imagen de su propio futuro.
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El recuerdo muestra a cada cual, en el libro de la vida, una escritura que, invisible, iba ya glosando el texto a modo de profecía. Pero no se intercambian impúnemente las intenciones ni se confía la vida aún no vivida a cartas, espíritus y estrellas que la disipan y malgastan en un instante para devolvérnosla profanada, no se le escamotea impúnemente al cuerpo su poder para medirse con los hados en su propio terreno y salir victorioso.
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A una persona la conoce únicamente quien la ama sin esperanzas.

Walter Benjamin Dirección única

25 julio 2006

Cinguirei o teu van...

En el Día de Galicia.

Estreitarei a túa cinta leve
con medo de perder cousas de vidro
Valeiradas estancias de crepúsculo
infernan vermellóns rubíns de escuma
e toda estrelecente rubra prata
convócame a encarnada cuncha lisa
Esta illa de pedra sobre a lámina
do mar de Lapamán en quedo intre
detén o cor cesura de infinito
ou estantía suspensión de tránsitos
Buguinas incendiadas de silenzo
prorrompen en estrépito calado
A onda no reventa que está inmóvil
detida no proceso de apreixarte
Moimento de sí mesmo o sol deténse
e o seu fulxir de fogo que alapea
fíxase en brasa ou moeda estática
Ficou queda a gavota a dorna absorta
Naufragou no meu verso tanto instante
Porque hei de rachar este ar de mármores
cinguirei o teu van e nun asombro
de carnes todo voltará a ser móvil


[Estrecharé tu cintura leve
con miedo de perder cosas de vidrio
Vaciadas estancias de crepúsculo
infiernan rojos rubíes de espuma
y toda titilante rubia plata
me llama a la encarnada valva lisa
Esta isla de piedra sobre el espejo
del mar de Lapamán en quieto instante
detiene el color cesura de infinito
o estacionada suspensión de tránsitos
Caracolas incendiadas de silencio
prorrumpen en estrépito callado
La ola no revienta que está inmóvil
detenida en el proceso de apresarte
Tumba de sí mismo el sol se para
y su brillar de fuego que incinera
se fija en brasa o moneda estática
Quedó quieta la gaviota la dorna absorta
Naufragó en mi verso tanto instante
Porque romperé este aire de mármoles
ceñiré tu cintura y en un asombro
de carnes todo volverá a ser móvil]

Xosé Luis Méndez Ferrín "Illa" en O fin dun canto.

21 julio 2006

04 julio 2006

Castelao


-¿E logo?
- Xa ves, mexan por min e teño que decir que chove.

Alfonso Rodríguez Castelao

02 julio 2006

Con los hombres azules

Sobre mis párpados vela
el gallo de la madrugada,
sobre el péndulo que en la vigilia se mueve.
Tus rotundas palabras, tu cortante gesto
son el gélido viento que silba
por las rendijas de mi pensamiento.
Y es tan grande la tristeza que hoy siento yo...

Aléjate espejismo del amor eterno,
sólo eres literaria veleidad.
Ni al peregrino das posada
ni al sediento agua
ni al que ansía saber muestras la verdad.

Detesto el tiempo, la ansiedad lamento.
Descansar sólo quiero, junto al calor del fuego,
Me amarro al momento, lo único que deseo
con los hombres azules irme al azul desierto.
Es lo que deseo, y a ti te deseo
que de cascabeles, pífanos y timbales
se alegre tu camino.
Nunca te sea adverso el destino.
Que encuentres en tu vida
amigos diáfanos y entretenidos.

Sobre mis párpados velas,
frágil ave de la madrugada.
Eres péndulo que en la vigilia me hieres.
Tus rotundas palabras, tu cortante gesto
son el gélido viento que silba
por las rendijas de mi pensamiento.
Y es tan grande la nostalgia que hoy siento yo...

Aléjate espejismo del amor eterno,
sólo eres literaria veleidad.
Ni al peregrino das posada
ni al sediento agua
ni al que ansía saber muestras la verdad.

Somete el tiempo, apagará el lamento
bajo un límpido cielo al calor del fuego.
Me amarro al momento, lo único que deseo
con los hombres azules irme al azul desierto.
Es lo que deseo.
Y a ti te deseo que encuentres tu camino.
Es lo que hoy te deseo y lo que hoy te escribo.
Manolo García